martes, 25 de febrero de 2014

En la orilla de la costa educativa.

Buenas tardes, 

Me identifico con las síntesis que se han hecho anteriormente sobre la reunión. 
Ya empezé a aplicar el nuevo método comunicativo-educativo del que les hablé a partir de mis prácticas  de apoyo a la docencia. Para ello sigo modelos de investigación evaluativa que me ayudan a desarrollar talleres prácticos que transformen la realidad educativa. La presentación sobre el modelo la estoy (de) construyendo y (re) construyendo  día a día que pasa. Cuando quieran la llevo al grupo y la (re) construyo con ustedes. Pero ahora quisiera explicar cómo relaciono el objeto de estudio "la comunicación-educación en grupo" dejando volar un poco la imaginación. No es para menos, sabiendo que el problema de la comunicación va ligado a la existencia del ser y de cómo entendemos y conocemos el mundo. Actualmente estoy leyendo el libro "Comunicación y Libertad" de O. Uña. 

Les dejo con mi reflexión y perdonen si algo no está bien expresado, la mayoría de las veces hablo en vez de escribir (justamente lo que pretendo cambiar) un saludo. 


El  "espacio de intercomunicación/ aprendizaje o autoaprendizaje", nuestro objeto de estudio, es un objeto vivo, que evoluciona y cambia según el contexto, los individuos, el espacio y el tiempo en el que transcurra. 

El método basado en un grupo de trabajo operativo que construyamos tiene que contar con las limitaciones que supone trabajar en equipo. Me refiero a las desigualdades que se generan mientras uno habla y los otros escuchan. 
¿Es la voz una herramienta poco eficaz para que todo el grupo se apodere del conocimiento? 

El que observa aprende sobre el contenido, pero el que habla aprende además de la repetición de un contenido que siempre le va a aportar algo nuevo, aprende de las habilidades comunicativas en las que se apoya para exponer frente a los demás: pregunta, relaciona, sintetiza... y razona cuando tiene la oportunidad de dialogar con alguien del grupo que se anima a hacer cuestiones. 

¿Dónde podemos encontrar entonces otra herramienta mejor para desarrollar el método en un trabajo de grupo? 

 No es el lenguaje a través de la voz, opino, sino a través de la escritura la que puede transmitir mejor el conocimiento. 

Ambas son formas de comunicación, pero sin embargo la voz implica escuchar y el tiempo pasa.. la escritura implica leer, y el tiempo también pasa. ¿Qué diferencia hay?  La escritura permite producir una comunicación y una reflexión más profunda sobre lo que se va a decir. 

La escritura permite que múltiples personas hablen al mismo tiempo. La escritura permanece. Probablemente como especie hemos evolucionado mucho más rápido a partir de los individuos que han tenido en cuenta los esfuerzos de los antepasados por llevar una idea a la realidad. El grupo de trabajo se concentra más leyendo y escribiendo. 

Compartimos un código que proyecta todos nuestros sentidos a una hoja de papel en blanco. Lo que importa es la transmisión de conocimiento y no desviamos la atención en el otro, sino en lo que nos transmite el otro, porque eso es lo que nos interesa para construir conocimiento, lo que nos transmite el otro y no el otro en general, en el que se dispersan nuestros sentidos cuando alzamos la mirada y la voz. Eso es lo que cuenta en un examen, en un libro bien escrito, en un artículo interesante...  
Visto está que la escritura comunica; comunica personas lejanas a nosotros, sea en el tiempo como en el espacio... y nos sirve como puente también entre nosotros, nuestro trabajo y otros que se propongan conocer lo mismo que nosotros. Son caminos hacia el conocimiento que parecen bastante sólidos ¿Podríamos entonces plantearnos ver la escritura como una herramienta que construya el trabajo de grupo en vivo y en directo?  ¿Cuáles pueden ser las modalidades de comunicación escrita que existan en un grupo? 
Las más difundidas se definen por argumentar,  interrogar, relacionar y describir la realidad... 

Entre la información y la comunicación,  el mar y el cielo que contemplamos desde nuestra orilla educativa, tratamos cada día de predecir cuál será la mejor ruta para llevar a todo nuestro equipo de trabajo  sano y salvo a su destino. Hay múltiples formas de navegar. La navegación requiere del trabajo de grupo, de observar qué es lo que hacen otros para surcar con éxito el mar. El mar, que representa la información disponible para actuar, muchas veces está en calma y zarpamos con nuestras fuentes y técnicas conseguidos en nuestra costa educativa a través de árboles que nos encontramos en nuestro camino, los árboles son poderosos seres llenos de conocimiento que abundan en bibliotecas, librerías, diarios... ¿Pero aún teniendo el material y un mar en calma, cómo sé a donde me dirijo? ¿Cómo puedo saber si  se avecinan dificultades? ¿Qué dice el cielo al respecto?
 Estos dos interrogantes requieren de la interpretación del medio que nos rodea para llegar a donde nos dirijamos. 

Aun teniendo el material adecuado , quien no sabe interpretar el cielo (la comunicación)  ignora su destino, deja en manos de las aguas su destino y el de sus compañeros de viaje. 
Seguir el camino de las estrellas por la noche o fijarse en el rumbo de las nubes por el día puede orientarnos hacia dónde girar el timón. La perspectiva cambia. La temática de la comunicación intergrupal basada en la realidad no sólo ofrece sistematizar el conociemiento sino apoderarnos de su interpretación, con el objetivo de hacer bien la trayectoria propuesta y disfrutar de ella. 

¿Cuántos profesores saben guiar este conocimiento en clase? ¿Cómo lo hacen? Normalmente se crea un grupo de dependencia entre "alumnas/os y profesor" puesto que las y los enseñantes son los que conocen el temario, los que guían ese trayecto. ¿Qué necesitan saber  para romper con esa dependencia que genera saber o no el conocimiento? ¿Como se orienta el profesor? El grupo de alumnas/os en las clases magistrales observan, anotan, reflexionan sobre todo lo que dice el docente. Casi siempre individualmente y algunas veces razonando en grupo sobre pequeños ejemplos que tienen que interpretar... ¿Pero si el barco es grande? Los alumnos son marineros inteligentes, pero no saben abordar por sí solos una navegación... ¿Qué les falta por conocer? Quizás los más intrépidos pueden ir con el capitán, en uno de sus descansos a preguntar: ¿Usted como se guía en la mar? Y éste señalando al cielo contesta: gracias a las estrellas. 

Ecco: Las estrellas. El syllabus de la materia  es información que debe comunicar sobre  la asignatura en cuestión. 
Si las observamos día a día, podremos entender nuestro paso por el mar, cuánto hemos avanzado y cuánto nos falta para llegar. No siempre se ven claras, por lo que nos ayuda relacionar unas con otras y discurrir según imaginemos que forman una determinada imagen... algo que nos ayude a avanzar.. 

El razonamiento de ésas imágenes sólo se consigue el grupo. Uno por sí solo puede interpretarlas, pero nadie entenderá a dónde quiere llegar. Si trabajaramos sobre ése syllabus estrellado experimentaremos cómo  entienden los otros estas guías de conocimiento, como  relacionan y cómo  describen... para comparar esa construcción de conocmiento y seguir (de) (re) construyendo..  
El método que cuente con ello conseguirá producir un espacio integrador donde  los marineros / alumnos tengan la palabra y reflexionen sobre ella. 

La discusión sobre las condiciones del mar respecto al cielo hará que cada integrante del barco tome parte activamente del rumbo para llegar a buen puerto... y si lo hacen por escrito la discusión será más profunda, llegará más lejos, desarrollando por igual uno frente a otro las competencias y habilidades de cada uno sobre el barco, el cielo y el mar. 


1 comentario:

  1. Qué bueno Miriam!! Leyéndote me he visto navegando en aguas bravas, con una mano en el timón y con la otra sujetando mis cuadernos de bitácora, el viento en la cara y la vista al horizonte.

    Comparto tu ilusión, tus comentarios, tu viaje y cuentas con mi esfuerzo y mi compromiso. Aunque el syllabus lo dejo para que tu lo interpretes porque puedes comprender mejor las estrellas. Yo cuando las miro, no paso de admirarlas.

    En este viaje hace falta una tripulación valiente, noble y entregada como la que tenemos. No nos sirven los piratas, porque con el garfio se quedan enganchados con todo y no se avanza.

    Así que, levemos anclas y viremos a babor, para poner el sol a la espalda y avanzar hacia los mares del futuro.

    Carpe diem! Oh capitana! Mi capitana!

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